El Partido y la Casa de Cristal con Techo de Vidrio
Hay un antes y un
después en la política Nacional desde el año 2000; después de 30 años (1953-1983)
de supremacía del Partido Liberación Nacional y de casi 20 años (1983-2002)
bajo el sistema bipartidista, en el 2000 surge una nueva fuerza política en
Costa Rica llamada Partido Acción Ciudadana, fundado por el señor Ottón Solís
Fallas.
El compromiso con la
ética en la función pública y la lucha contra la corrupción se convirtieron en
los elementos fundamentales del discurso político de este partido, ofrecieron
al electorado una propuesta que, aunque no obviaba los temas país, si los
dejaba en un segundo plano por cuanto la prioridad fue des enmarcarse de lo
tradicional y proyectarse como la opción transparente y honesta de la política
costarricense.
En “consecuencia” con
su discurso Acción Ciudadana establece
un código de ética sumamente riguroso para sus representantes electos, este sería
un seguro a su discurso y habría de acatarse obligatoriamente por quienes por medio
del partido ostentaran cargo público alguno. Dicho código ha sido cuestionado
inclusive por muchos de sus partidarios y sería el motivo por el cuál a lo
largo de los años algunos de sus representantes abandonaran el partido mientras
ejercían algún puesto oficial.
Durante los periodos legislativos de los
años 2002 -2006, 2006 - 2010 y 2010 - 2014 con un total de 14, 17 y 11 diputados respectivamente,
Acción Ciudadana hace notar su “modus operandi”, su función básicamente era
señalar todo cuanto para ellos, y según sus parámetros de ética, estaba mal en
los gobiernos, sin importar algún otro margen o medida más que el de sus
propios principios e ideales.
Sus diputados ejercieron un control
político extremo, y aunque en determinados casos resultaron oportunos, en otros por cierto la gran mayoría, trataban de asuntos sin real importancia; se
denotaba una necesidad por cuestionar y criticar porque sí, de desacreditar sin
que mediaran realmente elementos probatorios que en efecto comprometieran a
personas o lo hacían sobre temas realmente irrelevantes que se puedieron considerar
hasta absurdos, nunca hicieron la separación de responsabilidades reales y
políticas que ante un caso determinado pudieran suscitarse, se acostumbraron a
siempre exigir el costo político sin tomar en cuenta otros componentes.
Mientras fue oposición, para el PAC y sus
representantes, el Estado de Derecho en la práctica de cuestionar no era necesario,
bastaba con que se denunciara un determinado hecho para poder señalar de
corruptos, no hacía falta un debido proceso, un descargo de pruebas y menos aún
una sentencia judicial, aún habiéndola y si resultaba absolutoria contra
quienes ellos señalaban de inmediato era desacreditada, resultaban suficientes
sus valoraciones políticas para determinar si alguien era corrupto o no.
La ciudadanía había “comprado” esa idea y
forma de hacer política, empezó también a cuestionar la forma sin importar el
fondo, se dejó llevar por las etiquetas y se convenció de ese discurso; el
Partido Acción Ciudadana se encargó por 14 años de satanizar la política, los
políticos y la función pública en general, no sin antes excluirise porsupuesto. Así entonces: todos son corruptos menos ellos
(PAC), todos son malos menos ellos, todos mienten menos ellos y todos gobiernan
mal menos ellos; esta posición les resultaba muy bien como oposición.
Durante la campaña electoral del año 2014 se
empiezan a asomar las diferencias con el código de ética. Ante una coyuntura que
involucró muchos elementos particulares, así como la compra de la idea
anteriormente desarrollada por parte del electorado, la ciudadanía
costarricense confía en primera ronda en el PAC y su candidato. Para la segunda
ronda, sin contrincante y con un triunfo seguro dispararon sus gastos de
campaña contrariando la posición que tuvieron en el pasado sobre la austeridad
con los recursos públicos en procesos de elección y por lo que criticaron hasta
el cansancio a otras agrupaciones políticas.
Como se preveía el PAC gana la presidencia
de la República con Luis Guillermo Solís Rivera, quien también basa sus promesas
de campaña en la ética, honestidad y transparencia, tanto así que en la toma de
posesión señaló que Casa Presidencial sería una “Casa de Cristal” para que los
ciudadanos pudieran fiscalizar sus acciones y toma una serie de decisiones
simbólicas propias de su estilo en este sentido como el cortar los arbustos que
cubrían los portones del inmueble. La actitud señaladora esencia del PAC se
manifiesta al inicio de la administración Solís Rivera al denunciar una serie
de absurdos, en la que destaca lo relacionado a los “vehículos perdidos” de
Casa Presidencial en anteriores Gobiernos.
El PAC y sus partidarios empezaron a notar
que el sistema inquisidor funciona muy bien desde la oposición, pero que es muy
diferente estando en Gobierno, lo confirma el presidente Solís al decir: “No es
lo mismo verla venir, que bailar con ella”; ahora al ser cuestionados convenientemente
se desmarcan de posiciones que sostuvieron en el pasado y que resultaban
ser la principal arma política en contra de los otros partidos.
Durante esta administración se han
presentado hechos cuestionables no solo en Gobierno, sino además a nivel
partidario, situaciones que de haber acontecido en una administración no PAC o
en el seno de otro partido habrían sido ampliamente explotados y aprovechados
políticamente por los rojiamarillos a través de sus estrategias de ataques, sin
embargo ahora resultan ser asuntos menores o como recién lo catalogó Solís
Rivera tratan de: “una campaña de desprestigio”.
Algunos de esos hechos son: La codena por
estafa mayor al Estado contra el PAC, la inflación de requisitos de plaza de
chofer para la contratación de la Presidenta Interina del PAC, el desastre en
el organización del Festival Internacional de las Artes y las pérdidas por ¢639.000.000,00
de esto, el pago de sobre sueldos a funcionarios, Ministros y Vice Ministros,
el nombramiento de la ex Vice Ministra Trejos en la Junta Directiva del BHANVI,
nombramiento de funcionarios sin atestados académicos suficientes, el
ofrecimiento a la Procuradora General de una embajada como una invitación a
renunciar, viajes con exceso en
delegaciones, incumplimiento de promesas como el cierre de CONAVI, liberación
masiva de reos, pago de estudios de
imagen a miembros del gabinete, cuestionamientos de la CGR de los logros
reportados por el Gobierno, cierre de Bancrédito, los cambios de diseño en la reconexión
de las ruta 32 con el mega puerto y la ampliación en diseños y construcción en
la nueva vía a San Carlos sin que mediaran procesos de contratación administrativa
en donde se tomaran en cuenta estas circunstancias, desaciertos y perdidas de
espacios en organismos internacionales, datos inexactos sobre apoyo al deporte,
publicaciones políticas en redes sociales de Instituciones Públicas, aumento en
gasto para publicidad del Gobierno, incongruencias con posiciones sobre reforma
fiscal antes de esta administración y durante la misma, políticas populistas
sin sustento técnico, compras a empresas de parientes de funcionarios en el ICE,
cuestionadas contrataciones en A y A, propuesta de cierre de CONAPE, falta de
Tribunal de ética en el PAC y más recientemente cuestionamientos por tráfico de
influencias para beneficiar a un empresario importador de cemento Chino, entre
otros.
Llama poderosamente la atención como aquel
ímpetu, gallardía y vehemencia con la que señalaron a otros por situaciones
como las antes mencionadas o menores ahora no están presentes, resulta interesante
observar que no se alce la voz y se “pegue el grito al cielo” como acostumbraban
a hacer en el pasado ante cuestionamientos en la administración Solís Rivera, no se concibe como ahora si existe el debido proceso y hay instituciones que deben investigar más allá de los juicios de valor y es difícil de entender como quienes se autoproclamaron defensores de la ética y
la transparencia no son congruentes con su discurso y muestran que sus
posiciones no eran otra cosa más que puro cálculo.
Definitivamente en la política Nacional hay
dos Partidos Acción Ciudadana, uno el que desde la oposición señala y cuestiona
todo a su haber y otro que desde el Gobierno hace, disimula y omite lo que
tanto han criticado; el PAC no aplica para todos por igual sus parámetros de
ética, es riguroso con los demás y blandengue consigo mismo, una posición
bastante acomodada que dista mucho de lo que por años ofrecieron a los
costarricenses.
Lic. José Manuel Ulate R.
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